La danza contemporánea se considera una de las formas artísticas más profundamente explicadas y adaptables de nuestros días. Sus límites nororientales se resisten a las definiciones rígidas, fusionando diversas técnicas, influencias culturales y filosofías del movimiento. La danza contemporánea estalló básicamente en rebelión contra el desasosiego del ballet clásico y la esterilidad de la estructura que la Danza Moderna se había impuesto a sí misma. Se ha transformado en un medio profundamente fluido que refleja las complicaciones de la vida actual: sus luchas, sus ritmos, sus identidades cambiantes.

El artículo recorre los orígenes, las filosofías y el papel siempre cambiante de la danza contemporánea. Analiza los puntos de vista enfrentados dentro del género de la forma de danza a través de sus cambios graduales, el lenguaje del cuerpo que la constituye y cómo las conexiones emocionales y experimentales le permiten atraer a su público.

Orígenes de la danza contemporánea

Raíces del movimiento contemporáneo

La danza contemporánea tiene su origen a mediados del siglo XX en el linaje de la danza moderna, que a su vez surgió de los instintos del ballet. Bailarines y coreógrafos anhelaban nuevas formas de moverse, menos formales, más arraigadas y emocionalmente honestas. Y así, la postura erguida y las líneas estructuradas del ballet fueron rechazadas por quienes habían llegado a nuevos medios de expresión psicológica y social: Martha Graham, Merce Cunningham y José Limón.

En contraste con la danza moderna, que acentuaba la disciplina y la técnica idiosincrásica, la danza contemporánea perpetuó ese concepto y se desvió de él. De ahí que permitiera aportaciones del jazz, los estilos callejeros, las tradiciones folclóricas y, más tarde, incluso las artes marciales y la somática. En este sentido, ha hecho posible la reinvención continua.

Características y técnicas clave

Al ser versátil y flexible, la danza contemporánea encarna una cierta dicotomía de conceptos en su interpretación. Los movimientos contra el suelo, la improvisación, la caída y recuperación, y el uso dinámico de la respiración y el peso son ejemplos de elementos que pueden emplearse en esta forma de danza. En contraste con el ballet, que se define por la verticalidad y la elevación, los bailarines de danza contemporánea prefieren explorar los movimientos contra el suelo y los centros de gravedad en transferencia. No existe una técnica que sea la esencia de la danza contemporánea, pero algunas constituyen el entrenamiento subyacente de los bailarines contemporáneos, a saber:

  • Técnica Graham: Enfatiza la contracción y la liberación como base de la expresión.
  • Técnica Cunningham: Caracterizada por el énfasis en la claridad de la forma y la independencia del movimiento.
  • Técnica Release: Enfatiza la eficacia, la fluidez y la alineación anatómica.
  • Improvisación de contacto: Tiene en cuenta el contacto, el intercambio de peso y la capacidad de respuesta entre los compañeros.

Debido a que no se adhieren a la noción de un estilo, estos bailarines a menudo se entrenan en varios campos para mantenerse adaptables y creativamente receptivos.

El papel de la improvisación

La danza contemporánea se centra realmente en la improvisación. Proporciona a los bailarines implicados en la situación dada, los estados internos y la presencia de compañeros intérpretes con los medios para responder inmediatamente. No todas las actuaciones deben ser improvisadas, pero lo más importante es que la práctica de la improvisación influye en el enfoque que un bailarín da a la coreografía, al estudio del movimiento e incluso a la narración de historias.

La improvisación permite asumir riesgos creativos y tomar conciencia situacional del cuerpo. Altera las ideas convencionales sobre la interpretación, mezclando los ensayos con las presentaciones. En algunos casos, el propio proceso de improvisación se convierte en el producto final, y se permite al público presenciarlo mientras ocurre.

Temas y narración

A diferencia de los géneros clásicos, que suelen ser narrativos por naturaleza, la danza contemporánea permite cierta libertad de abstracción. Por regla general, la danza no se propone contar una historia lineal, sino que opera a nivel de atmósfera, estado de ánimo o investigación temática. Los coreógrafos pueden inspirarse en sus propias experiencias pasadas, en temas de relevancia social o en paradigmas filosóficos, ya que su danza se convierte en el medio a través del cual investigan o protestan.

Esta apertura temática permite a la danza contemporánea abordar toda una serie de temas: identidad, migración, memoria, trauma y cultura digital, por nombrar sólo algunos. Se ha convertido en un instrumento de mitigación y crítica, especialmente en entornos contaminados o muy off-the-wall.

Rendimiento y espacio

La danza contemporánea desafía muy a menudo las convenciones aceptadas sobre el espacio escénico. Suele representarse en escenarios tradicionales, pero muchos coreógrafos trabajan en entornos no convencionales, como almacenes, calles, galerías o la propia naturaleza. Espacialmente, esto ofrece un mayor margen para la producción de obras inmersivas y site-specific que establecen una nueva relación entre intérprete y público.

En algunas situaciones, se invita al público a interactuar con la representación, o incluso a eliminar por completo los límites entre espectador e intérprete. Esta actitud va en consonancia con el caso más general del arte contemporáneo, en el que el ser ya no es pasivo en el consumo, sino que participa activamente.

Alcance mundial e intercambio cultural

La danza contemporánea, convertida en una forma de arte global, es practicada por compañías, celebrada en festivales y enseñada en estudios de todos los continentes. Cada área cultural intenta reflejar su historia y sus preocupaciones específicas a través de composiciones de danza contemporánea. Aunque la historia temprana del género está arraigada en las tradiciones artísticas occidentales, los coreógrafos actuales se nutren de un amplio abanico de vocabularios culturales.

Este flujo bidireccional ha enriquecido la forma y también ha planteado importantes cuestiones sobre la apropiación, la representación y el acceso. Los bailarines y las instituciones se han vuelto más conscientes de la necesidad de acreditar las fuentes, trabajar con ética y dejar espacio a las comunidades marginadas.

El papel de la educación y la formación

Universidades, conservatorios y estudios independientes de todo el mundo enseñan danza contemporánea. La formación se basa no sólo en la técnica física, sino también en la composición, la somática, el trabajo interdisciplinar y el pensamiento crítico. Se espera de los bailarines que sean creadores e intérpretes capaces de generar su propio material y contribuir a procesos colectivos.

Los talleres, las residencias y los intercambios internacionales suponen un apoyo adicional al desarrollo de bailarines y coreógrafos. En estos entornos, se hace menos hincapié en el producto acabado y más en la experimentación y el proceso, que invitan a los artistas a asumir riesgos y comprometerse.

Resumen

La danza contemporánea es difícil de clasificar. Es una forma siempre cambiante, propensa a romper normas anticuadas y a adoptar algo nuevo. Con el espíritu original de liberarse de la tradición, proporcionó a los artistas un medio para resolver las realidades físicas, emocionales y políticas de la existencia. Como movimiento mundial y práctica muy personal, la danza contemporánea abre oportunidades para la libertad, la experimentación y el diálogo. Tras una idea de danza contemporánea, la danza se erigirá en teatro o escenario para cambiar la cultura mundial.